Las moscas cantan en Fa
- Juanma de Casas

- 19 oct
- 2 Min. de lectura

Puede que nunca hayas pensado en una mosca como una cantante, pero, en realidad, estas pequeñas intrusas del verano tienen un talento musical inesperado: su zumbido se aproxima a la nota Fa. Sí, Fa, como la que entonarías en un karaoke con el volumen a tope… aunque en este caso, no hace falta micrófono ni afinador.
El secreto está en el batido de sus alas. Una mosca doméstica promedio agita sus alas unas 300 a 400 veces por segundo. Esa frecuencia de vibración se traduce en un sonido que, en términos musicales, se ubica cerca de F4 o Fa4, alrededor de 349 Hz. Técnicamente, no es un Fa puro como el de un piano, sino un tono complejo con armónicos que nuestro oído interpreta como una nota reconocible. En otras palabras, si pudiéramos grabar el zumbido y ponerlo en un sintetizador, podríamos tocar un acompañamiento musical improvisado con moscas como solistas.
Esta conexión entre insectos y música no es solo curiosidad de salón: nos recuerda cómo la naturaleza genera sonidos que accidentalmente se alinean con nuestra escala musical. Otros insectos también tienen su “nota”: algunas cigarras producen tonos cercanos a Re, mientras que ciertos grillos rozan el Si. Pero la mosca tiene la fama de ser la soprano más insistente en cualquier habitación.
Además, hay un detalle fascinante para los ingenieros de sonido y amantes del audio: el zumbido no es monótono. Cada batido genera una pequeña variación de frecuencia y volumen, creando lo que los acústicos llaman un tono modulante. Esto es lo que hace que el zumbido sea reconocible y, al mismo tiempo, irritante: nuestro cerebro lo identifica como sonido “vivo”, no artificial, y eso activa un nivel constante de atención.
Históricamente, algunos compositores barrocos incluso intentaban reproducir sonidos de la naturaleza en sus obras, aunque dudo que nadie pensara en la mosca como Fa improvisada. Hoy, los estudios de bioacústica y los aficionados al audio inmersivo pueden registrar estos zumbidos y analizarlos como si fueran instrumentos diminutos. Incluso hay proyectos que usan grabaciones de insectos para sintetizar texturas musicales en entornos virtuales, una especie de “orquesta de microbichos”.
Así que la próxima vez que una mosca te moleste en la cocina, recuerda: no solo está buscando tu sándwich; también está haciendo música en Fa. Y aunque no vaya a ganar un Grammy, su interpretación es un pequeño recordatorio de que la naturaleza y la música están, literalmente, más cerca de lo que creemos.
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